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Ardisia crenata


Ardisia


Arbusto de tamaño pequeño que pertenece a la familia de las Myrsinaceae. Posee un porte extendido con escasa producción de ramas.

La Ardisia tiene un comportamiento perenne y se puede utilizar indistintamente en interior o exterior dado su excelente facilidad para el cultivo. Procede del Sudeste asiático.

Generalmente su cultivo se realiza en macetas por su moderado tamaño, ya que es raro que exceda de 1'20 de altura.

Nos encontramos ante una planta que goza de una importante consideración gracias al enorme atractivo que le concede sus coloridas bayas, de gran valor decorativo.

Es también muy valorado el que las bayas se mantengan en la mata durante un prolongado periodo, que puede superar el par de meses. Este excepcional hecho, coincide afortunadamente con la época navideña.

Es por ello que en la actualidad, es una de las plantas más adquiridas para la ornamentación del hogar en Navidad.

Las hojas son de color verde muy oscuro por el haz y algo más claras por el envés, coriáceas, con los bordes suavemente aserradas, muy brillantes, lanceoladas, de 7 a 10 cm de largo.

El follaje muestra una característica llamativa, en los filos de las hojas aparecen pequeños abultamientos que contienen colonias de bacterias.

Esto resulta de singular importancia para la planta, ya que forman una relación simbiótica (Relación recíproca entre dos seres de diferente especie).

La floración tiene ocasión en el mes de junio, pero no suma interés a la planta dado su escaso tamaño.

Su principal atractivo son sus bayas, que unido al verde intenso del follaje, le confiere un hermoso contraste.

Las flores de pequeño tamaño, surgen en racimos en las axilas de las hojas, tienen forma de estrella y son de color blanco con un suave viso rosáceo.

Las bayas van apareciendo hacia finales del verano, cuelgan en rebosantes racimos de bayas del tamaño de guisantes.

A medida que maduran van tornándose de tonos coralinos hasta alcanzar el rojo escarlata que las hace tan llamativas.


Las bayas son de muy larga duración y suelen permanecer en la planta durante todo el invierno, ocasionalmente hasta la floración siguiente.

La Ardisia puede ser un magnífico ejemplar para interior, la ubicación idónea es cerca de una ventana, donde reciba una iluminación intensa, sin exponerla al sol directo durante el verano.

No reacciona bien si está dispuesta frente a las corrientes de aire.


En el exterior, hay que protegerla del fuerte viento, debemos tener la cautela de no ubicarla en las zonas que exista esta posibilidad.

El riego debe ser copioso durante su crecimiento, sin que el cepellón permanezca empapado; en invierno, se riega de forma moderada.

Mientras dure el tiempo de calor se debe pulverizar la planta con frecuencia, principalmente antes de la floración.

Para un buen desarrollo de la Ardisia, hay que procurarle lugares frescos, no conviene que la temperatura exceda de los 20ºC.

Se multiplica por las semillas extraídas de las bayas, al final del invierno.

De la misma forma se puede reproducir mediante esquejes tomados entre la primavera y el verano, pero esta fórmula resulta algo más dificultosa y lenta.






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